Corremos de allá para acá, vivimos, nos movemos y creemos que por el hecho de hacerlo somos libres. En realidad hacemos , vivimos y nos movemos en contra de lo que Dios quiere porque el hombre es esclavo de una condición pecaminosa que lo conduce en contra de Dios, solo por una comprensión que Dios puede darle es hecho consciente de su condición y de su necesidad de redención.