Nuestra sociedad está plagada de conceptos del Cristianismo y la Biblia que usamos como modismos, amuletos o simples muletillas, pero extraña vez entienden bien lo que significa . La expresión “La gracia de Dios” es una muestra de ello. Todos hablan de ella como una muestra del favor de Dios hacia si mismo, pero pocos, verdaderamente muy pocos de los que recurren a esa frase comprenden de verdad lo que significa . La gracia es el favor, la buena voluntad manifestada por Dios hacia la humanidad al enviar a Jesús a morir en una cruz por ella. Es decir la gracia de Dios no es otra cosa que la buena disposición de Dios al comprometerse con la salvación de los pecadores por medio de la muerte y resurrección de Cristo. Este sacrificio demanda un genuino reconocimiento del pecado, separación y de enemistad de cada hombre para con Dios. Es decir para recibir la gracia de Dios hay que primero reconocer que somos culpables , malignos y enemigos de la santidad de Dios. La gracia no es un poder místico que los hombres reciben para respaldar sus propios deseos pecaminosos (Deseos odiados por el mismo Dios que da la gracia ). La gracia es el poder de Dios para quitar, limpiar y corregir las torcidas conductas humanas, no podemos nunca separar ambas cosas.
Por eso la gracia de Dios opera en aquellos que reconocen su propia debilidad, no en lo que se creen fuertes y aguerridos, sino en los que ya reconocen haber perdido la batalla de la humanidad y se revisten en el poder de la divinidad. No puedes acceder a la gracia vivificante de la gracia de Dios sin antes pasar por el poder mortificante de la Cruz. Aquí no hay atajos. Pide ayuda, podemos ayudarte.