Por: Colaborador Externo 1
Mateo 7: 13-14
I.- Introducción:
El sermón del monte y las bienaventuranzas es quizás, oratoriamente hablando, uno de los puntos cúlmines de las enseñanzas de Jesús. La profundidad de la enseñanza, la retórica que usa, las comparaciones y las sencillas, pero profundas enseñanzas, son clave en la vida de un cristiano. Dice que somos la sal de la tierra, la luz del mundo. Nos dice quién es Él; pero también quiénes somos nosotros en relación a Él. Tira las líneas y los cimientos de lo que será la moral, filosofía y principios cristianos que nos rigen hasta el día de hoy y sobre los cuales creció y se desarrolló el mundo occidental y rigió a las personas hayan sido o no cristianas. Y es lo que ahora la corriente que busca dominar quiere cambiar y tirar. Por eso es tan relevante que periódicamente estemos sobre estos elementos, los revisemos, analicemos, estudiemos y, principalmente, que Dios nos abra el entendimiento respecto de estos temas. Estas son las obras de las que habla Santiago en el capítulo 2:14. Y dentro de este contexto nos encontramos con el texto y la enseñanza de “la puerta estrecha y el camino angosto”. Y si bien habla directamente de la salvación del hombre, el texto también lo podemos proyectar más allá y apuntarlo a la vida en Cristo.
II.- La puerta estrecha: (Juan 10:9)
La puerta estrecha no es otro que nuestro Señor. El mismo se reconoce como la puerta del redil en el Evangelio de Juan Él mismo se dice que es la puerta y el que por Él entrare hallará pastos y podrá descansar y en el versículo habla directamente de que el ladrón, es decir el diablo, vendrá a hurtar, matar y destruir; pero Él vino a dar vida y vida en abundancia. Es decir, nuevamente apunta a la salvación. Entonces tenemos claridad vía la revelación que Cristo es la Puerta del Redil. Es decir, nadie entra al reino de Dios sino es a través de Él. Lo reafirma cuando dice que Él es el Camino, la Verdad y la Vida… (Juan 14:6). Pero en Lucas 13:22-29 tenemos que Jesús enseñando a los judíos y ante la pregunta de estos sobre si son pocos los que se salvan, el Señor les responde con la figura de la puerta y les dice “procurad”, es decir esfuércense por entrar por la puerta angosta porque muchos procurarán entrar y no podrán. Pero en la mala costumbre de transmitir palabras sin contexto, podríamos decir, pero cómo alguien se va a esforzar para entrar a través de Cristo si nadie puede ir a menos que el Padre lo lleve; podríamos caer en un error. Pero tenemos que entender dos cosas; la primera es que Jesús le hablaba a los judíos y lo segundo es que también nos habla a nosotros. Y veremos por qué, más adelante.
III.- El camino espacioso
Volviendo al texto de Mateo, vemos que luego de la puerta estrecha, el Señor habla de la puerta ancha y camino espacioso que lleva a la perdición. Y es probable que esto no sea casualidad. El camino espacioso, el camino fácil, el camino corto es el camino que cualquier hombre natural sin Cristo quiere recorrer. Un camino de placer, un camino humanista donde nuestras necesidades están primero. El camino ancho donde las soluciones fáciles son las que más nos atraen. El camino donde tú apretas un botón y tienes lo que quieres; donde todo está a un click o a una pastilla. Ese es el camino fácil y espacioso. Pero ese camino lleva a la perdición. La puerta ancha es la puerta de la condenación y todo hombre que nace atraviesa esa puerta primero y transita por este camino que solo busca llenar falsamente las necesidades humanas y personales, sin importar nada más.
lIV.- El camino angosto:
El camino angosto viene luego de la puerta estrecha. Es, naturalmente el camino del cristiano. Es un camino angosto, molesto, estrecho, ingrato, incómodo. El camino estrecho tiene que ver con lo que aparece en Romanos 12; o con todos los principios que aparecen en el contexto de esta enseñanza. Ahora, ¿Cómo sabemos si vamos por este camino? Primero es si entramos por la puerta, porque la puerta angosta conduce a este camino de una; pero también porque es un camino incómodo. Si las cosas resultan simples; si las cosas resultan rápido; si las cosas siempre se me dan sin complicaciones yo me preocuparía. Si el camino no incluye rigor, presión y sus buenas dosis de sufrimiento, hay que poner alertas. ¿Cómo reconocer a los que van por este camino? Lo dice el texto más abajo: por sus frutos. Es decir, por el carácter y sus obras es posible ver a Cristo. Eso, aunque las certezas de la salvación de las personas siempre estarán en Dios y en la persona. En Dios más que en la persona. Pero más allá de eso, hay una pregunta que salta. ¿Se puede entrar por la puerta estrecha y transitar por el camino ancho?
V.- La puerta estrecha y el camino ancho:
Pareciera que sí. En Hebreos 2:1-3, el evangelio nos dice que con “diligencia” atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. No sea que nos movamos mal, no sea que nos desviemos. O en Filipenses 2:12 que dice que debemos ocuparnos de nuestra salvación con “temor y temblor”. O en 2da de Pedro 1: 10-11. Desviarse del camino pareciera ser una posibilidad cierta, por lo mismo las escrituras nos alertan de eso. Las razones pueden ser variadas y no vamos a entrar en ellas; pero es un hecho de la causa el desviarse del camino y comenzar a transitar por la senda ancha que lleva a la perdición. Es decir, podemos haber entrado alguna vez por la puerta estrecha, pero caminar por un camino ancho. Por el camino del mundo. 2da Timoteo 2:4 dice que ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. El punto es que a veces no nos damos cuenta que caminamos por el camino ancho porque el desvío ha sido sutil; pero hay señales claras de eso. Elegimos mal, decidimos mal. Erramos porque no conocemos las escrituras tal como dice Mateo 22:29. Desconocemos las escrituras y el poder de Dios.
VI.- Un secreto que el infierno quiere esconder:
Volvamos a Lucas 13:24. Cuando el Señor dice a los judíos “procurad” entrar por la puerta estrecha. Ese procurad es esforzaos; hacer fuerzas, trabajar, ejercitarse mediante instrucción o disciplina. Es decir, poner todo lo que está de nuestro lado y responsabilidad entrar por la puerta estrecha. Es decir, entrar a través de Cristo. Y eso es a diario, permanentemente, siempre. La única forma de caminar y encontrar el camino estrecho que lleva a la vida es entrar por la puerta estrecha siempre. Siempre. Todos los días. Procurar entrar en Cristo. Procurar estar en Cristo siempre. Salmo 100: 3-4. Entrar por esa puerta siempre incluye acción de gracias, negación, humillación, etc. La puerta y el camino siempre es Cristo.
V.- Conclusión:
La puerta estrecha y el camino angosto son Cristo mismo. Entramos por Él cuando nos rescata; pero permanentemente y a diario recorremos su camino; el camino que Él tiene trazado y ese camino es angosto, estrecho, incómodo y son pocos los que lo caminan. Pero ese camino incluye la formación. A través de ese viaje que es la vida cristiana en ese camino angosto somos formados a la imagen de Cristo que es el propósito eterno del Creador. No hay otro camino al Padre. Recorrer el camino ancho, aunque hayamos entrado alguna vez por la puerta estrecha es un camino que lleva a la perdición. Es necesario que pongamos atención por el camino que vamos. Es el camino incómodo, que nos lleva a la negación permanente, que nos pone de rodillas. Bueno, probablemente ese sea el camino correcto. Procuremos estar en esa ruta. El camino es todo.